domingo, abril 23, 2006

Viaje a Argentina (y IV): Ushuaia

En la última etapa de mi viaje a Argentina visité Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, situada en la Tierra del Fuego. Al contrario que El Calafate, que debe su existencia al turismo, Ushuaia es una vivaracha población llena de personalidad y con un ambiente realmente auténtico. Fue fundada a comienzos del siglo XX en torno a un célebre presidio, cuyas durísimas condiciones tuvieron que soportar, durante las cinco décadas que estuvo en funcionamiento, desde criminales homicidas hasta presos políticos. Posteriormente la localidad pasó a manos de la Marina argentina, que construyó una base militar aún en servicio. En la actualidad Ushuaia es un importante centro de manufactura electrónica, y su próspera economía se beneficia de su estatus de puerto libre de impuestos.

Una de las cosas que me llamó más la atención paseando por la ciudad es el personalísimo estilo arquitectónico de sus casas y edificios, caracterizado por el uso de planchas onduladas de zinc en tejados y paredes exteriores. Es al parecer un rasgo muy típico de la Patagonia, que le da a la ciudad un aire austero y fronterizo. Otra cosa que encontré llamativa es que es una ciudad muy joven, llena de niños y adolescentes. A pesar de las duras condiciones meteorológicas, se ve que es un lugar en expansión y con mucho futuro. En una tienda estuve charlando con una mujer que me dijo que se había ido a vivir allí desde la ciudad de Rosario, huyendo de la inseguridad y en busca de mejores oportunidades.

Otra cosa que me sorprendió de Ushuaia fue la fortaleza del sentimiento irredentista hacia las Islas Malvinas de sus habitantes. En general, en Argentina el reclamo por la soberanía de estas islas sigue vivo. En todos los planos del país, tanto en la televisión como en la prensa, folletos publicitarios o documentos oficiales, las Malvinas aparecen como pertenecientes a Argentina. En Ushuaia el tema se siente mucho más candente. El mismo aeropuerto de la ciudad está bautizado como "Aeropuerto Internacional Malvinas Argentinas", y hay una plaza pública con un monumento reivindicando la argentinidad de las Malvinas. La gente se pone pines en la solapa reclamando las islas, e incluso el guía del grupo con el que visité el Parque Nacional tuvo el mal gusto de sacar el tema ante nosotros, despotricando contra los chilenos por haber dado cobertura al Reino Unido durante la guerra ocurrida en los años ochenta. Me imagino que, por la presencia de la base naval, Ushuaia sufrió más que el resto del país durante el conflicto bélico, en el que los británicos reconquistaron las islas después de que estas fuesen brevemente ocupadas por los argentinos. Quizás muchos de los marineros muertos en el hundimiento del Belgrano eran naturales de la localidad.

En Ushuaia la atracción más interesante para visitar es el mencionado Presidio, transformado ahora en museo, pero sin duda el atractivo de visitar la ciudad no es tanto ella misma sino, por supuesto, el entorno en el que está ubicada, encajada entre los Andes y el canal de Beagle. A pocos kilómetros se encuentra el Parque Nacional Tierra de Fuego, cuya excursión tenía contratada. La visita fue, desgraciadamente, bastante decepcionante. El lugar es muy hermoso, sin duda, una combinación de lagos, cauces fluviales y bosques de lenga (el árbol típico de la Patagonia), ñires y guindos. El problema fue que la visita la realizamos en autocar, con apenas un par de paradas de unos 15 minutos para hacer cortas caminatas. Al menos pudimos aprender interesantes hechos sobre la región, como por ejemplo que su fauna autóctona fue diezmada hace décadas por la ocurrencia de la Marina argentina de introducir conejos y castores en el hábitat.

Aparte del Parque Natural, hay más excursiones interesantes que hacer. Se puede hacer un viaje en barco por el canal, pero yo decidí huir del turismo a gran escala e hice una excursión al Glaciar Marcial, situado en la ladera de una de las montañas cercanas. El sendero de subida a través del bosque era duro pero bastante bien señalizado, seguido de un tramo en aerosilla. No me dio tiempo de acercarme al glaciar ya que era tarde, pero pude disfrutar de un chocolate caliente en un refugio de montaña.

Y con esto concluyo mi serie de anotaciones sobre mi viaje a Argentina, que espero que no se hayan hecho demasiado pesadas. Si os habéis quedado con ganas de más, podéis visitar mi carpeta de fotos del viaje en Flickr.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El año pasado estuvimos en uno de los hoteles cinco estrellas en Mexico. Verano, playa, sol!!! La verdad fue espectacular!!! Pero para este año estamos buscando totalmente lo opuesto, frió, nieve! Que nos recomendas para hacer ahí con mi mujer y mis hijitos de 5 y 7 años???